El estado de ambos se refleja en sus cabezas gachas, rostros húmedos, la proximidad de sus cuerpos y la distancia de sus pensamientos, no pronuncian palabra, cualquier sonido que hagan sería aún más inútil que este encuentro en el parque más viejo, oxidado y lúgubre de la ciudad más vieja, oxidada y lúgubre de Colombia, presenciamos un desenlace propio de una historia gris que no amerita más esfuerzos, ella llora con intensidad, las lágrimas han destruido el rímel que con tanto trabajo se aplicó para una ocasión que se ha convertido en una pesadilla, a él le parece que es un momento oportuno para llorar pero en cambio le ofrece a ella una mueca de felicidad que disimula diciendo que muy probablemente el futuro será feliz para ambos, mentira, en realidad es una simple mueca de felicidad hecha por una persona feliz, plena, alguien que se ha renovado a partir de la ruptura de un vínculo que creía incapaz de destruir, la alegría de él es directamente proporcional a la tristeza de ella, juntan sus manos, él intenta secar con una servilleta las lágrimas negras de la mujer que hasta ese momento fue su amor, de repente un hombre se acerca sin que ellos lo adviertan, saca un arma y le apunta al hombre en la cabeza, ambos entregan sus celulares y la plata, el hombre huye caminando mientras ellos observan impotentes, ella llora aún más, él ve la excusa perfecta para abandonar el parque, saca el billete de veinte mil de emergencia que guarda en su zapato izquierdo precisamente para situaciones como esta, y le propone que se marchen antes que todo se ponga peor, ella asiente aunque quisiera prolongar eternamente su estadía en ese lugar, aún si eso implica soportar la pesadumbre que ahora le invade, lo que sea con tal de que él no se marche, pero lo hacen, abandonan el parque, toman juntos el mismo autobús, el último autobús, la cosa final que harán juntos antes de que ocurra lo que para ella es una separación mientras que, para él, es la más excitante de todas las liberaciones posibles.
Breve aproximación al final del amor
Fotografía por Henri Pham