Cuéntanos un poco de ti y lo que te inspira a escribir.
Bueno, hoy trabajo en la administración de una universidad ubicada en la región amazónica. Soy graduado en Educación y Derecho. Por mucho tiempo estuve involucrado con cuestiones de derechos humanos y educación popular. Escribo desde la juventud más temprana: cuentos, poemas, crónicas, para desahogar mi imaginación. Pienso que mi primera motivación para escribir sea el amor por la lectura, por la narración de historias como un rasgo esencial para nuestras vidas. Así que me considero primero lector en la vida y solo después escritor. Además, temprano he percibido que por medio de la literatura podemos no solamente imaginar mundos, sino trabajar silencios y violencias jugando con las potencialidades del lenguaje. En un mundo cargado de tensiones, veloz, lleno de ansiedades, todavía veo en la lectura un punto de religación con nosotros mismos, y un lugar de conversación profunda con nuestros pares.
Como dice tu cuento, el tema de los desaparecidos es uno con que muchas familias se identifican. ¿Qué te motivó a escribir esta narrativa?
Tengo motivaciones personales. La dictadura del siglo pasado no es como si fuese un episodio histórico lejano en el tiempo. Tengo conocidos que todavía sufren con sus desaparecidos de la dictadura o que fueron torturados en casas de detención. Todavía hoy vivimos en un país autoritario, cargado de violencia militar, estatal. Gracias a la infeliz política del último presidente de Brasil, a la actuación de nuestros militares, este tema creció en demasía. Además, creo que fue inspirado por autores latino-americanos (Mariana Enríquez, Ignacio de Loyola Brandão, Antonio Skármeta, etc.) que de alguna manera evocan estas memorias, como una fantasma que todavía asombra a las nuevas generaciones y atemoriza a las mayores. Necesitamos convertir lo indecible en lenguaje
Temía que Lidia no encontrara su respuesta y me encantó que terminó bailando como los otros en las lanchas. ¿Puedes elaborar un poco sobre el porqué de su reacción?
He visto las personas que son asombradas por estos “fantasmas”, sus cuerpos duros, encorvados, sus ojos con una expresión de quien piden perdón a cualquiera. Imaginé a Lidia como alguien así, cargada de culpas, presa en sí misma. El carnaval es lo contrario de todo esto: es la subversión del cuerpo, de las clases y de la imaginación. Al vivir un carnaval extraño, sobrenatural y encontrar en medio de esta fiesta una respuesta existencial, pienso que Lidia no tendría otra reacción que bailar.
¿Qué otros proyectos podemos esperar de ti?
Por ahora estoy involucrado en proyectos académicos, escribiendo una tesis de doctorado, haciendo investigaciones. Pero, todavía tengo cuentos para publicar. Los estoy enviando para otras revistas extranjeras que también publican en español. Tengo además un proyecto más largo: volver a trabajar en un libro de poesía con inspiración Sci-Fi. A ver lo que sale de esto.