La idea en un entierro para una estrella es súper única ¿Dé dónde sacaste la inspiración para este cuento?
El primer relato que escribí se inspiró en el Tanaba, la noche de las estrellas. Hablaba de dos amantes separados por la distancia pero que se encontraban siempre al mirar la misma estrella. El cliché es el alimento del aprendiz de escritor. Nuestros primeros relatos están llenos de ellos y, poco a poco, conforme vas tomando más experiencia descubres que el cliché está hecho para romperse.
Las estrellas son figuras poéticas muy contundentes. Son inalcanzables, míticas, fugaces, eternas (mientras duran), y conceden deseos. Una manera de romper ese cliché es voltearlo por completo ¿Y si nosotros fuéramos esos seres de ayuda divina para las estrellas? Entonces la estrella toma otra dimensión, se vuelve finita, alcanzable y humanamente frágil; Se convierte en una estrella de mar.
La playa de la que hablo en el relato existe en la realidad, y una de las recomendaciones que dan al visitarla es que no toquen a las estrellas de mar porque mueren al instante. Esa fragilidad me hizo pensar en Nerea, la niña del relato. Una niña que sufre de esa fragilidad y la ve reflejada en otro ser, y quiere ayudarle a encontrar la paz. Por más fuertes que seamos no podemos evitar esa fragilidad que es parte de nuestras vidas; cuando terminamos una relación, enfermamos, nos despedimos de algo querido o cuando enfrentamos la muerte. Aun así, podemos decidir abrazar esa fragilidad y ser valientes, entonces nace una verdadera fortaleza.
Mi inspiración es Nerea, una niña que valientemente pone su misma fragilidad al servicio de la paz de otro ser vivo igual de frágil. La idea vino al pensar que haría ella si sacase una estrella de mar y muriese. Otro niño la dejaría en el agua y no por maldad sino por miedo. Creo que el coraje que da la fragilidad va más allá de cualquier miedo.
Y es ese coraje lo que hace que avancemos, en lugar de atarse al remordimiento o la culpa. Nerea entiende la naturaleza de esa fragilidad, pues ha vivido con ella toda su vida, y decide buscar la paz para el alma de la estrella. Porque, así como la fragilidad es contagiosa, también lo es la paz.
Un entierro de la falsa fortaleza a favor de la paz.
La presencia del Abuelo Zapoteco es muy prevalente en este cuento, incluso la canción al final sobre las dos almas. ¿Escribes mucho sobre la cultura zapoteca?
Mi padre es de Oaxaca, precisamente de la zona del Istmo de Tehuantepec. La cultura Zapoteca y Mixteca están presentes en mi día a día gracias a él.
Escuché la canción Xquenda, basada en el poema de Tarre Ibatxa, en voz de Susana Harp y me pareció preciosa. Ojalá pueda escribir un día algo igual de bello.
Ese amor que tengo por esa cultura me hace escribir continuamente relatos sobre ella.
Me gusta mucho la manera en que la madre recauda dinero para llegar al cielo. Los temas de la niñez en este cuento están muy bien reflejados, sobre todo, la imaginación. ¿Escribes mucho sobre la niñez?
Si, lo hago, porque tengo la fortuna de ser padre de dos niños: Sebastian y Nerea. Ellos me permiten disfrutar y contemplar su niñez, sus alegrías y miedos. Comparten conmigo su camino hacia la madurez y, a la par, me ponen en contacto con la mía.
También me enseñan que nunca dejamos de ser niños. Crecemos, maduramos y vamos generando una nueva lista de prioridades conforme pasa el tiempo. Nuestra versión más pura es la niñez y esta no se va, aparece cuando estamos en contacto con nuestros sentimientos más humanos, esos que son inocentes.
Cuando nos sumergimos en esa inocencia encontramos a nuestro niño interno y es muy lindo escribir desde esa perspectiva, tus personajes actúan de maneras que no esperas y los relatos van tomando un rumbo sorprendente. Este proceso es un viaje de conocimiento interno y de aprendizaje. Descubres nuevas maneras de afrontar los problemas y enfoques que eran desconocidos.
Siempre que termino un relato ellos son mis primeros editores, observo que partes del relato atrapan su atención o en que partes deciden mejor continuar viendo sus smartphones. Ellos son mi termómetro con los diálogos, y muchas veces los parafrasean en su idioma infantil. Eso me ayuda a que la niñez se vea reflejada en lo que escribo.
¿Qué consejos le darías a otros escritores que están comenzando a escribir cuentos cortos?
Primero que nada, ser agradecidos con sus lectores, con sus maestros y con todas aquellas personas que les dan la oportunidad de que su voz llegue a donde tiene que llegar. Aléjense de la auto publicación y busquen foros o talleres que les den voz a los escritores noveles.
SmokeLong, por ejemplo, te ofrece una experiencia única como escritor. Trabajar con su departamento editorial es maravilloso. Aprovecho para agradecer a María Alejandra Barrios por todas las correcciones que hizo en mi relato, me ayudó a encontrar la mejor versión de él.
La escritura es generosa y te devuelve lo que inviertes en ella: tiempo, dinero y esfuerzo. Los talleres de escritura son el mejor camino, porque es más fácil encontrar tu voz si alguien te va guiando. Voy a compartir tres consejos breves que aprendí de mis tres queridos maestros en el camino de la escritura:
Fernando Maremar me enseñó a escribir sobre el amor en términos de mandrágoras, helicópteros y alfombras: ¡Hay que romper el cliché!
Natalia García Freire me enseñó que escuchar tu propia voz te ayuda a encontrar la belleza en los lugares más inesperados, como en el mundo de los insectos: ¡Escucha la historia que hay dentro de ti!
Y, por último, pero no menos importante: Antonio Marín. El me enseñó que todo relato sin transformación es una anécdota. La transformación sutil da pie a relatos muy bellos y que la transformación más poderosa sucede en el narrador antes que en el personaje: ¡Transforma(te)!