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Una Entrevista a Paul Brito

Entrevista por John Jairo Junieles (Lee la historia) 14 de marzo de 2022

Paul Brito

Paul Brito

Un edificio no puede levantarse sin dejar un cráter en otra parte, alguien debe perder para que otro pueda ganar. ¿Qué dio origen al relato? ¿Escuchaste una historia similar o viviste cerca de alguna cantera?

El cuento surgió recordando a un vecino que había perdido una pierna y también vivía frente a una cantera. Sus hijas se iban a vivir al extranjero con su madre y él se quedaría solo frente al cráter, el cual se me antojaba una ilustración inmediata de sus pérdidas, un espejo de la devastación. Así como los edificios del norte de la ciudad habían crecido a partir de la tierra obtenida en esa cantera, alguien en otro lugar debía estar usufructuando lo que él había perdido. El cuento profundiza en ese juego de equivalencias.

Todos tenemos formas y recursos para combatir la sensación de soledad. Sin embargo, siempre terminamos sintiéndola, en alguna medida; y eso está muy presente en el personaje principal del cuento. ¿Qué es la soledad para ti?

La soledad es un hueco enorme que siempre está delante de nosotros recordándonos que nunca tendremos suficiente para rellenarlo, pues la vida misma es un contrato donde comenzamos perdiendo: nos suscribimos a la muerte a cambio de la vida misma. Si algo constatamos claramente a lo largo de los años es que cada vez perdemos más, la muerte acecha y se va llevando por cuotas a nuestros seres queridos: abuelos, padres, amigos. Al comienzo, nuestros padres nos cubren, rodean nuestra orfandad, nos protegen de los peligros del mar abierto para que podamos seguir jugando tranquilamente en un estanque, en una piscina artificial. Pero, de pronto, somos nosotros los adultos que debemos cuidar de otros y de nosotros mismos, entonces comprendemos que la salvación es solo un espejismo pasajero.

Hay una presencia reflexiva, en diferentes momentos del cuento, expresada a través de diferentes recursos narrativos, sin que esto afecte el desarrollo de los acontecimientos. ¿Esos elementos filosóficos son conscientes o inconscientes?

Han sido muy conscientes, a la par de mis raptos narrativos, pero por momentos se funden en un mismo torrente, en una misma materia. Es lo que busco cuando narro: que esas ideas y obsesiones filosóficas adquieran carne, cobren vida y se vuelvan los verdaderos protagonistas de la historia. Que los personajes sufran en carne propia las ideas metafísicas, que se vean arrinconados por ellas hasta el punto de que ser o no ser sea algo más que una pregunta retórica y se convierta tajantemente en una cuestión de vida o muerte.

Apelas a varios elementos rutinarios de la vida de la gente para crear el universo de este cuento; eso genera un acercamiento con el lector y crea una identificación. ¿Cómo concibes la cotidianidad como recurso narrativo?

Creo que la misma pregunta aclara un poco la cuestión. Los momentos intensos o dramáticos sirven como puntos de inflexión de la trama y como lupas para amplificar los rasgos interiores de los personajes, mientras que los pasajes cotidianos crean un puente, no solo entre una coyuntura y otra sino entre la vida de los personajes y la vida de uno mismo, entre la vida de un individuo y la de todos los seres humanos. Nadie puede escapar de la rigurosa secuencia de los días y sus trámites cotidianos: dormir, bañarse, comer, andar, trabajar, etc. Camus decía en El extranjero: “Lo que interesa es la posibilidad de evasión, un salto fuera del rito implacable”, pero en El mito de Sísifo, que es la contracara de la historia, se concentra en entender los mecanismos de la repetición y descubre en esos ritos ineludibles la tenue y modesta esencia de la vida: “Sísifo, proletario de los dioses, impotente y rebelde conoce toda la magnitud de su condición: es en ella que piensa durante su descenso. La clarividencia que debía constituir su tormento, consuma al mismo tiempo su victoria”.

Sobre el autor

Paul Brito (Barranquilla, 21 de octubre de 1975) es un escritor, editor y periodista colombiano. Ha publicado cinco libros de narrativa. Su trabajo ha sido comentado por autores como Pablo Montoya, Ana María Shua y Alberto Salcedo Ramos, y ha obtenido diversos reconocimientos, como el Premio Nacional de Libro de Cuentos de la Universidad Industrial de Santander (2007) y el Primer Puesto XV Concurso Internacional de Cuentos Noble Villa de Portugalete (Vizcaya, España, 2005); su libro El proletariado de los dioses fue el único libro de crónicas nominado al Premio Biblioteca de Narrativa Colombiana (EAFIT, 2016). En el 2020 ganó la Beca para Escritores Extranjeros en Uruguay de la fundación Esteros; el jurado estuvo conformado por los escritores Juan Manuel Roca, Rafael Courtoisie y Graciela Aráoz. Vivió en Barcelona, España, donde realizó estudios de “Procesos Editoriales” en la Universitat Oberta de Catalunya. En esa ciudad fundó con otro periodista colombiano el periódico impreso Mundo Hispano. Y colaboró en publicaciones literarias como: Lateral, El Ciervo, Animal Sospechoso, Malabia y especialmente la revista asturiana Clarín, dirigida por el escritor y crítico literario José Luis García Martín, a la que sigue vinculado desde el 2002.

Sobre el entrevistador

John Jairo Junieles. Hasta los siete años pensaba que su nombre era “¡Muchacho bandido, bájate de ahí!. Nació en Sincé-Colombia (1970), creció en Cartagena de Indias, y vive en Bogotá. En 2007 fue escogido por el Hay Festival de Literatura, para el proyecto Bogotá 39. Su libro más reciente es la novela “El hombre que hablaba de Marlon Brando” (Planeta, 2020) Tiene publicados cuatro libros de cuentos, cinco de poesía y también escribe crónicas y guiones. The London Magazine de Inglaterra lo incluyó en su edición especial sobre literatura colombiana contemporánea, que será lanzada en enero de 2022.

Esta entrevista apareció en SmokeLong en Español — Número Cuatro de SmokeLong Quarterly.
SmokeLong Quarterly SmokeLong en Español — Número Cuatro
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